La economía sumergida en nuestro país supone el 23% del PIB; o lo que es lo mismo, uno de cada 4 euros facturados en España no se declaran. Punto. Pausa. Reflexión.
Tómate un momento para pensar lo que pagas de impuestos… ( el altísimo porcentaje de tu sueldo, el IVA de todo lo que compras, el palo que te dan cada vez que echas gasolina, la salvajada que hay que pagar por sucesiones (¡¡por morirse!!), etc. etc. etc.) y después, piensa que hay muchísima gente que se aprovecha de ti, que simplemente no paga, que te está robando. ¿Te molesta?
Pues es este sentimiento el que hay que promover en nuestro país, hacer ver a la gente que defraudar significa robar. Es más, significa que te roben a ti, a tu familia, a tus amigos… a todos.
En Europa, si descubren que defraudas (quién sea el que lo haga, tu vecino, tu cuñado…) te denuncia al momento. Aquí pensamos: ¡qué listo Menganito, que la mayor parte la cobra en negro y mira que bien le va!… ¡a tu costa, ignorante!
Hay que hacer campañas de concienciación, educar a la población, (exactamente igual que las de la DGT). Ésta es la primera medida necesaria y urgente.
La Sociedad no puede ser tan permisiva, y lo es. Un estudio reciente, de Funcas, cifró en 4 millones los empleos no declarados en España.
Se ha de dotar a la inspección de recursos y de personal. El dinero que se dedique a esta partida, siempre volverá a las arcas públicas, porque más inspectores suponen más inspecciones y más inspecciones suponen más ingresos; de cajón. Seamos serios en este punto, hablo de al menos duplicar el número de inspectores y dotarles de la autoridad y eficacia necesarias para persuadir al pronto pago y disuadir la excesiva judicialización de los temas fiscales, cuando se intuye fácilmente que el interés no es la búsqueda de la justicia sino el retraso en el pago.
También se ha de endurecer la ley, que defraudar no resulte rentable, que el defraudador sepa que el descubrimiento de su delito, le supondrá el cierre y tema tanto la inspección que tenga que volver a los rediles de la legalidad.
Una medida rápida y eficaz sería obligar a los comercios a ofrecer el pago con tarjeta (a mayores pagos con tarjeta menores posibilidades de ocultar ingresos). (Por supuesto si el inspector observa que el típico “no se puede pagar con tarjeta, tenemos la máquina rota” se repite, multazo al canto, que deje temblando al comerciante)
Por dar una cifra comparativa y demostrativa de la magnitud del problema, valga decir que Gestha cuantificó en 38.500 millones de euros, lo que se podría recaudar si se bajara la economía sumergida del 23 al 13%; mientras que el tijeretazo de mayo 2010 para el año pasado y éste solo pretendía ahorrar 15.000.
Capítulo corto (para no aburriros) pero cuya aplicación sería tremendamente eficiente. ¡Hasta el próximo capítulo!
Y digo yo... que pasa cuando Hacienda viene a nuestro comercio, siendo de los comercios más legales de España... , porque tenemos que serlo al ser ESTANCO..., y nos meten multas por decir que gastamos demasiada gasolina, o declaramos demasiadas motos ( en un comercio donde necesitamos más de una moto ) , o simplemente dice que hemos puesto demasiadas puertas de entrada...( Si, demasiadas puertas, flipas ¿?! pues yo también.)( Y podria seguir enumerando...) Entonces decimos si ?!... pues si tú nos jodes, nosotros intentaremos joderos más! Primero que empiece el gobierno a respetar los comercios legales y luego nosotros seguiremos respetando al gobierno. Y vengo de copas y odio a este puto gobierno !
ResponderEliminar14 de mayo de 2011 22.49
Estoy totalmente de acuerdo contigo, con una salvedad. En este país, como bien indicas, hay una gran tendencia al chanchullo, a la picaresca española esa de la que tanto nos enorgullecemos. Y esto se ve reflejado en lo que comentas, en política...en fin, lo que debería ser motivo de vergüenza lo es de alabanza. No obstante, hay un concepto en el estudio de la hacienda pública que es la confiscatoriedad, y en contra de lo que pueda parecer, no se considera que los impuestos sean confiscatorios cuando sean superiores al 50%, o cercanos al 100%, sino cuando así lo percibe el contribuyente. Esto es: si me quitan el 98% de mis ingresos (piénsese en la alta carga fiscal de los países nórdicos), pero el resto queda para mis caprichos, no hay problema. Sin embargo, si me quitan el 45% y la sanidad pública es una mierda, la educación qué decir, el transporte público caro, las carreteras decimonónicas...Me siento estafado! Me motivan a defraudar! Un mayor sentimiento de la población de que sus impuestos son útiles, junto con una concienciación de la sociedad de que defraudar es un delito ayudaría y sanearía las arcas públicas. O eso me gusta pensar :)
ResponderEliminarMe pide un amigo sin cuenta de Google que ponga el comentario que él quería (y no podía) poner.
ResponderEliminarEduardo Rodriguez:
Estoy totalmente de acuerdo con todo lo escrito en el post, aunque abierto este tema, me gustaría explicar un poco más en profundidad dos conceptos claves a la hora de entender nuestra sensación de “acoso” por parte de Hacienda, la PRESIÓN FISCAL, y el ESFUERZO FISCAL.
El primero de los dos, es el más usado por nuestro gobierno actual, para intentar “justificar” que, como nuestra presión fiscal es “baja” (del orden del 33%), todavía hay margen para subir los impuestos, ya que el valor de la presión fiscal medio en los países de la UE se encuentra en torno al 39 %, llegando algunos países (como bien ha dicho Alicia refiriéndose a los países nórdicos) al 48%. Pero, ¿qué es exactamente la presión fiscal? Pues es un índice calculado como el cociente entre los INGRESOS FISCALES (renta, IVA, y en general todos los impuestos que ingresa el Estado) y el PIB. Para que se entienda lo poco revelador que es este índice realmente, basta con pensar que, en el año 2007, la presión fiscal en España rondaba el 40%, mientras que ahora está 7 puntos por debajo, sin embargo, que yo sepa, los impuestos no han sido disminuidos, entonces, ¿qué ha ocurrido? Pues ha ocurrido que, debido al estancamiento de la economía, aunque el PIB haya bajado, los ingresos fiscales han disminuido muchísimo más (no hay más que pensar en cuántas veces se gravaba un bien inmueble cuando era vendido 3 veces en un año, y pensar lo que puede llegar a pagar ahora de contribución, suponiendo que lo haga…), por lo que al echar las cuentas nos sale que, si disminuimos el numerador de un cociente, el resultado baja, hecho que no significa precisamente “bueno”- al menos en el caso de España-, como nos quieren vender algunos políticos. Además, no podemos olvidar que, si nuestro ingresos son 600€/mes, y hemos de contribuir con el 33%, la cantidad de dinero que nos queda para pagar casa, luz, agua, comida, transporte… son 400 míseros €/mes, una cifra con la que hay que hacer auténticos malabarismos para subsistir 30 días, mientras que si tus ingresos son de 2500€ (como puede ser Noruega), aunque te graven con un 50%, todavía se dispone de 1250 € (¡más de 3 veces más!) para conseguir “sobrevivir” el mismo mes, mucho más dignamente.
Entonces, ¿en qué índice nos debemos fijar para poder medir la presión que Hacienda ejerce sobre el ciudadano? Pues el índice que mejor refleja este “sentimiento”, o “confiscatoriedad” como ha dicho Alicia, es el conocido como ESFUERZO FISCAL, del que se habla muy muy poco en los medios de comunicación (por no decir nada), y que se obtiene como el cociente entre la PRESIÓN FISCAL, y la RENTA PER CÁPITA; y cómo cabe esperar, en éste campo, al igual que en el de fútbol, nos encontramos a la cabeza de Europa. Muchas felicidades políticos españoles, sin vosotros no hubiera sido posible.