Una ‘trampa’ en la ley sobre financiación de partidos políticos hace que
ésta no sirva para nada.
Las leyes sobre financiación de partidos existen para
controlar a estos y para, entre otros motivos, evitar los tratos de favor de las administraciones donde gobiernen a
las empresas que les hagan “donaciones”. Pues bien, en España nuestra
vigente ley
sobre financiación de partidos políticos no está cumpliendo con su función,
gracias a un punto de la misma, una ‘trampa’, que permite a los partidos
financiarse a través de sus fundaciones sin que nadie controle quién les dona
dinero, ni porqué.
Profundicemos un poco. El 23 de octubre de 2012 se introdujeron una serie de cambios a la ley anterior que “supuestamente” [nótense las comillas] endurecían la norma y hacían que se controlase más la financiación de los partidos. Entre todos estos cambios también nos colaron uno que hacía que el resto de la ley dejara de tener sentido, el punto 4 de la disposición adicional séptima, la trampa:
“No tendrán la consideración de donaciones (…) las entregas monetarias o patrimoniales (…) para financiar una actividad o un proyecto concreto de la fundación o asociación (…si hay) interés común (…para) ambas entidades” (Puedes leerlo completo aquí, página 12)
Es decir, si alegas que la donación es para un proyecto concreto de interés para el donante y la fundación, entonces NO se considera donación y por tanto no se somete a la ley. Dejas, de esta manera, de estar obligado a informar al Ministerio de Hacienda y al Tribunal de Cuentas, cosa que sí deberías hacer si esa donación no fuera para “un proyecto concreto”.
Pero, si no informas de dichas “donaciones para proyectos” a nadie… ¿cómo sabemos que realmente han sido para un “proyecto concreto de interés común para el donante y la fundación”? Justo lo que estás pensando, no podemos saberlo. A la fundación le basta con decir que una donación ha sido para un proyecto para no tener que declararla y así “esquivar” la ley. Conclusión: en la práctica, las fundaciones de los partidos políticos NO tienen que declarar sus donaciones.
¿Y nadie ha denunciado esta situación?
Parece ser que este ‘coladero’ ha pasado desapercibido para todo el mundo, habiéndose centrado los que han criticado la regulación de la financiación a las fundaciones de los partidos en otros dos aspectos de la ley: El hecho de que las fundaciones sí puedan recibir donaciones de empresas concesionarias de contratos públicos (mientras los partidos no, como si las fundaciones y los partidos no fueran lo mismo y los mismos), que fue denunciado en el debate parlamentario por UPyD, ERC y Amaiur; y el hecho de que la nueva ley aprobada en octubre de 2012 elimine el límite de la cuantía de las donaciones a las fundaciones (los partidos sí tienen un límite de 100.000 euros de donación por persona o empresa) hecho que fue denunciado en el debate por IU y el mes pasado por el Tribunal de Cuentas. [Más información en el blog Cuentas Claras]
¿Y antes de la introducción de esta trampa en 2012, la ley de financiación de partidos sí funcionaba?
La triste respuesta es que no, ya que las versiones anteriores de la ley incluían otras ‘trampas’ que analizaremos en un siguiente post. Como ven, el establishment se cuida mucho de no legislar contra sí mismo, esperemos que la presión de la ciudadanía consiga cambiar poco a poco la situación.
Y para terminar, la pregunta clave: ¿cómo podemos cambiar dicha situación?
Al ser una ley orgánica no podemos presentar una ILP para su mejora, por lo que las dos únicas opciones son un proyecto de ley que presente el gobierno (olvidaros) o una proposición de ley que presente algún partido en el Congreso y que consiga mayoría. Pidamos pues a los partidos que presenten una proposición de ley que inste a eliminar el punto 4 de la disposición adicional séptima de la LO 8/2007. Y una vez presentada, si no consiguiera salir adelante, hagamos una campaña de desprestigio contra aquellos partidos que voten en contra de la eliminación de este ‘coladero’, forcémosles a apoyar este cambio mediante la difusión de esta “trampa” en la opinión pública; Mientras no lo consigamos, la ley sobre financiación de partidos políticos seguirá sin servir para nada.
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