La idea es sencilla: que los menos afectados por la crisis aporten más para que los más afectados lo tengan más fácil. ¿Quiénes son los menos afectados? Los que mayor capacidad de consumo mantienen. ¿Quiénes son los más necesitados? Los que se han quedado sin trabajo o tienen empleos precarios. Pero antes de meternos de lleno en la propuesta que nos ocupa vamos a partir de 3 puntos para, en el caso de no conocerlos, entendernos.
- La crisis de la Covid19 afecta mucho más a unos que a otros. Por ejemplo, mientras que muchos trabajadores de la hostelería se han ido al paro, muchos trabajadores de oficina han teletrabajado y mantenido su sueldo intacto.
- Los recursos son limitados. Aunque queramos ayudar a todo el mundo, el Estado no tiene capacidad para hacerlo. Las ayudas públicas salen de la recaudación de impuestos y de una deuda pública que -no lo olvidemos- también habrá que pagar con impuestos.
- Debemos dedicar los recursos a los que más los necesitan. Sabiendo que tenemos una parte de la población muy afectada y que los recursos son limitados, estaremos de acuerdo en que lo más equitativo es centrar los esfuerzos en ellos.
- No todos los impuestos se pagan en función de tus posibilidades. Hay dos tipos:
- Impuestos progresivos. Aquellos en los que se paga según tu capacidad económica. Por ejemplo el IRPF, quien más gana, más paga.
- Impuestos regresivos. Aquellos en los que todos pagan el mismo porcentaje, independientemente de su nivel adquisitivo. Por ejemplo las cotizaciones a la seguridad social, el que gana 1.000€ al mes paga el mismo porcentaje que el que gana 4.000€. O el IVA, tanto la familia humilde como la adinerada pagan el 21%.
- Además, algunos impuestos están subvencionados
- Es decir, hemos decidido pagarlos entre todos en vez de que lo haga el contribuyente concreto. Por ejemplo, con la ‘tarifa plana para autónomos’ entre todos subvencionamos la mayor parte de la cuota del nuevo autónomo, independientemente de que sea una persona sin recursos o una con mucho dinero y varias propiedades. Pasa lo mismo con el IVA de algunos productos o servicios.
- La subvención del IVA de algunos productos o servicios supone una fuerte merma en la recaudación de impuestos.
- Situación actual:
Tenemos hasta 3 tipos diferentes de subvención del IVA.- Subvención del 100%. La tienen los servicios exentos, es decir con IVA al 0%, como los colegios privados, la cirugía estética, los seguros o la banca.
- Subvención del 81%. La tienen los productos con IVA superreducido, es decir al 4%, como las revistas, el queso o la harina.
- Subvención del 52%. La tienen los productos y servicios con IVA reducido, es decir del 10%, como los restaurantes, el cine, las corridas de toros, la peluquería o los billetes de avión.
Si dividimos a la población en 10 grupos de los que menos a los que más ganan, vemos cómo los más pudientes son los que se llevan la mayor parte de la subvención. (Gráfico: AIReF 2020)
Si analizamos el tipo de IVA medio de los gastos de cada familia, vemos como el 25% más humilde paga un 13% y el 1% más rico paga un 13,4%. Casi el mismo porcentaje. Impuesto regresivo donde los haya.
Vaya, que entre seguir subvencionando casi 300€ al mes al 10% más rico con la excusa de que el 10% más pobre se ahorre 45€, quizás lo suyo sería utilizar todos esos recursos para hacerle la vida más fácil a quien realmente lo necesita. - Propuesta: Si dejáramos de subvencionarlos, si dejáramos de pagar entre todos el IVA de los productos y servicios que compran quienes más tienen, conseguiríamos varias cosas:
- Menos desigualdad. Tendríamos los recursos suficientes para hacer progresivas las cotizaciones a la Seguridad Social y así ayudar a quienes realmente lo necesitan.
- Mayor justicia fiscal. No sólo cobraríamos más a quienes más tienen (y por tanto más consumen), sino que cobraríamos más a quienes ahora no pagan impuestos, porque los que viven en negro también consumen.
- Menos capitalismo clientelar. Con un IVA único nos ahorraremos la constante presión de los lobbies de cada sector a los políticos para que les rebajen el IVA y puedan ganar más a costa de sus competidores.
- El impuesto regresivo de las cotizaciones a la Seguridad Social supone una fuerte barrera de entrada al trabajo.
- Situación actual: El trabajador que cobra el sueldo mínimo paga un 37,75% de cotizaciones a la Seguridad Social (6,35% a cargo del empleado, 31,4% a cargo de la empresa). En total el empleado recibe 1.035€ en su cuenta (12 pagas) y el empleador paga 1.455€, es decir, 420€ son impuestos y cotizaciones. De entrada. Y esto es algo que desconoce mucha gente, pero el que menos gana empieza pagando de impuestos casi 3 de cada 10 euros que genera.
- Propuesta: Si lo hiciéramos progresivo, si los que menos ganan no empezaran pagando un 37,75%, conseguiríamos varias cosas:
- Más empleo. Porque contratarlos sería mucho más barato y, por tanto, habría muchos menos despidos y muchas más contrataciones.
- Más sueldo para los que menos ganan. 70€ más cada mes en la cuenta por ahorrarse el 6,35% a cargo del empleado. Y la posibilidad de utilizar parte de los 350€ de ahorro por el 31,4% a cargo de la empresa para elevar el SMI en aquellas zonas que lo necesitan, como las grandes ciudades.
- Mayor competitividad para las empresas que más trabajo generan. Cuantos más empleados tengas, más te ahorras con el cambio y, por tanto, mejor puedes competir. Así ayudamos, además, a frenar la desigualdad.
En nuestra mano está marcar la diferencia. La situación,
desde luego, lo exige.