miércoles, 16 de mayo de 2012

El 15M y yo

Un año. Un año hace ya de la #SpanishRevolution, salíamos a las calles todos a una, a exigir 10 medidas muy concretas. (Ley electoral justa, separación real de poderes, fin privilegios políticos, transparencia en financiación partidos, rechazo al recorte a funcionarios y pensionistas, corruptos fuera de las listas, ley de trasparencia, fin del derroche de dinero público, derogación ley Sinde y dación en pago.) No eran ni de izquierdas ni de derechas, ni nacionalistas ni centralistas, ni de unos ni de otros, eran necesarias. Y la sociedad las demandaba. No nos olvidemos de las encuestas de esos días, que daban un 90% de apoyo de la sociedad española a las protestas y a las reivindicaciones. Por aquel entonces el 15M no era “un movimiento”, no eran unos pocos clasificables, era España entera, harta. Así lo definíamos en este blog: “Las manifestaciones de toda España surgen de una sociedad hastiada de una casta política que no administra bien los recursos, que lleva años estancada en el “y tú más”, que no ha sabido hacer frente a la crisis… a una casta de profesionales políticos que se aferran al sillón caiga quien caiga porque no saben hacer otra cosa, porque nunca han hecho nada más allá de la política, una casta casposa y corrupta que crea más problemas que resuelve. Simplemente la gente normal ha dicho ¡basta!, ha pedido decencia, sensatez y cordura; se ha dado cuenta del circo que tenemos montado y se ha preguntado ¿por qué tengo yo que seguir aguantando esto?”
(Vídeo de la TV francesa, la chica de la preview es mi amiga Raquel García, la primera que me acompañó a las acampadas)








La pérdida de apoyo

Pero el tiempo pasó, y dos colectivos robaron el 15M a la sociedad española. Ya en el verano de 2011 este blog acusaba a los “asesinos del 15M”: Los movimientos radicales de extrema izquierda y los medios de comunicación. A los primeros por hacerse con el movimiento (Javier lo explica a la perfección en este artículo: “7 puntos para reconocer a un ultra”) y a los segundos por atribuirles el movimiento exclusivamente a ellos, reiteradamente, para que la sociedad española dejara de sentirse reflejada y dejara de apoyarlo. El 15M pasaba de ser el primer levantamiento de toda la sociedad española, a ser un movimiento más de protesta, de los cientos que ha habido siempre. Excluyente.
Muchos ciudadanos moderados nos quedábamos con cara de póker, seguíamos queriendo esos cambios, y queríamos seguir luchando por ellos. Pero rechazábamos plenamente los discursos dogmáticos, la violencia, las okupaciones, los extremos. Susana López-Urrutia explicaba esta desazón de muchos ciudadanos en su artículo “Y yo, ¿dónde me indigno?”.


Así pasó el tiempo, y el apoyo social fue siendo cada vez menor, la gente normal dejaba de implicarse más allá de salir a la calle el 15O. Pero seguíamos necesitando un cambio, un cambio real, no el que vendieron los del PP que ya se ha demostrado que era mentira, uno de sistema, uno que acabara de una vez por todas con los privilegios y los despilfarros, los enchufes y las duplicidades, el pesebre y aumento de impuestos a la clase media, con la permisividad al negocio estafa de carry trade de la banca y con la sociabilización de pérdidas. Necesitábamos, como se decía en el 15M del año pasado, una democracia real, al servicio de los ciudadanos y no de 4 privilegiados. 

Elecciones del 20N

En estas llegaron las elecciones, y la injustísima ley electoral volvió a hacer de las suyas. La indignación al ver cómo hubiera quedado el parlamento con una ley electoral justa, o el coste de cada escaño,  revivió enormemente. Es aquí cuando yo me planteo “revivir el 15M original”, inclusivo, con una sola petición, una ley electoral justa.
Tenía sentido, en las encuestas era siempre la petición más pedida, en las “urnas indignadas” de la asamblea de Sol también, así como en los sondeos online de los propios indignados.

Había que aprovechar esa indignación, centrarse en un solo objetivo y unificar a toda la población hasta conseguirlo. ¿Pero quién podía dar el primer paso? ¿Quién convocaría? Yo pensé en Democracia Real Ya!, era la plataforma que había montado todo el 15 de mayo de 2011 y a cuyos puntos tantísima gente se había adherido. Resulta que muchos integrantes de DRY también habían pensado en ello, y pronto me vi junto a ellos organizando una manifestación por #1persona1voto el 18D. (Manifiesto e información sobre la manifestación)
Esa manifestación fue un fracaso, desde los movimientos extremistas que se habían hecho con el 15M y desde un sector radical de DRY se la atacó hasta hundirla. Se escribió a todos los activistas para que la deslegitimaran, se lanzó el hashtag #unapersonaunvómito, se nos atacó radicalmente a aquellos que estábamos más implicados en su organización… En Madrid salimos 2.000 personas a la calle, en el resto de ciudades ni lo sé, yo acabé quemadísimo.



Democracia Real Ya!

Cuando me quise dar cuenta estaba metido en Democracia Real Ya! y en sus historias internas hasta las cejas. Yo que siempre dije que no era miembro de nada, pasaba horas y horas con ellos debatiendo cómo mejorar la plataforma, cómo recuperar el apoyo de la gente, cómo conseguir cambios reales, etc. Y conforme más trabajaba por hacer “inclusivo” al movimiento, más rechazo y críticas despertaba en los radicales que se habían hecho con él. Hasta que me vi un día saliendo por patas del Patio Maravillas porque tres o cuatro cafres amenazaban con partirme la cara. “No tienes ni puta idea de dónde te estás metiendo, vigila tu espalda”. Pues oye, too much. (Os dejo un relato sobre historias internas de DRY contado por uno de sus protagonistas, Fabio Gándara, uno de los fundadores de DRY, y amigo: “El 15-M, un año después”)

A partir de ahí yo me alejo, mantengo contacto con amigos sensatos de Democracia Real Ya!, y poco más. Sigo con mi “ciberactivismo”, pero me salgo de asambleas y discusiones con radicales que solo llevan a perder el tiempo. Ahora, algunos de los sensatos que allí conocí, trabajan en crear la asociación DRY, que el otro sector radical rechaza. Aunque todavía está muy verde, os recomiendo leer sus propuestas.
Aunque sin mí, esta historia continúa. Os la sigue contando Susana López-Urrutia, hoy en día amiga, y a la que tuve el gusto de invitar a su primera asamblea de Democracia Real Ya!. Su artículo el “15-M, trágico cuento de hadas” es el cierre perfecto para éste.



Editado noviembre 2012: Parece ser que la asociación DRY tampoco ha conseguido unir y organizar en torno a un consenso de mínimos, así lo cuenta aquí mi amigo e impulsor del DRY de origen, Pablo Gallego. Es una verdadera pena.

2 comentarios:

  1. Falta más gente sensata como tú. Así el cambio sí sería posible.

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    1. Esperaba críticas por el artículo... millones de gracias por tu comentario :)

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