Artículo publicado originalmente en la
Plataforma SDDR.info
A nadie que haya llegado a este
blog le hace falta que le recordemos que la
ingente generación de residuos y su ineficiente gestión son un gravísimo
problema. Sin embargo, quizás sí eche en falta un análisis de las
soluciones que desde la política se están dando a este problema. Sobre todo,
para constatar la falta de ellas.
Dejando a un lado a las opciones
conservadoras -por lo general defensoras del Statu Quo y con mucha frecuencia
hasta negacionistas del cambio climático-, nos llama la atención la falta de
ambición y de proyecto de la izquierda. Vemos en los medios que las opciones en
principio progresistas limitan sus propuestas de cambio a ‘prohibir el uso de
cápsulas de café, bastoncillos y pajitas de plástico’ e ‘imponer el SDDR’. La primera,
aunque necesaria, la vemos tremendamente escasa. La segunda ya hemos escrito
mucho sobre ella: ni es
de izquierdas, ni
es buena para el medio ambiente, ni
para el pequeño comercio, ni
para las clases de menos recursos, ni
para el reciclaje. Sólo es buena para Tomra, la empresa que vende las
máquinas, que por ello trata de capturar
a políticos, ya sea mediante la presión
de organizaciones (fuertemente
financiadas) o incluso llevándolos
de viaje, para tratar de ahondar
en la privatización del reciclaje y de esta forma forrarse.
¿A prohibir 3 productos o imponer
un nuevo sistema sólo para los envases de algunas bebidas es a lo máximo que
aspira la izquierda? ¿En serio? ¿Qué pasa con la inmensa mayoría de los
residuos, que no son ni bebidas, ni cápsulas, ni pajitas? ¿Qué pasa con la
gestión pseudo privada actual de los envases, el papel y el vidrio? ¿Qué pasa
con la ausencia de gestión de la orgánica o el textil? ¿Qué pasa con la
ausencia total de medidas para reducir la generación de residuos? Amigas,
amigos, los partidos que supuestamente representan a la izquierda en este país
están a por uvas en este asunto. Se hace absolutamente imprescindible
desarrollar una propuesta de modelo de
gestión de residuos de izquierdas. Que sea ambiciosa y traiga soluciones
reales, que abarque el 100% de los residuos y no sólo 4 latas y botellas, que
obligue a las empresas a pensar en el medio ambiente tocándoles la cartera, que
ponga el foco en la reducción -que es lo que más importa- y haga que hasta el
último ciudadano participe. Una propuesta de cambio real que huya del postureo
de la foto y el titular y nos ayude a corto, medio y largo plazo a preservar
nuestro planeta. Para eso es este post, y ésta es nuestra propuesta:
1. GESTIÓN
PÚBLICA
Creemos que un tema crucial como la gestión de los residuos no se puede
dejar en manos privadas. Lo primero a lo que debemos aspirar es a crear un sistema 100% público de
gestión de residuos, con funcionarios/as
velando por el interés general.
Esto implicaría el cierre de los gestores actuales; ya
que, por mucho que no tengan ‘ánimo de lucro’, su accionariado se compone de
empresas privadas.
2. TASAS
A LAS EMPRESAS
Este sistema público de gestión de residuos debe estar íntegramente
financiado por las tasas de los productores. Toda empresa que ponga en el
mercado un producto susceptible de convertirse en un residuo deberá pagar una tasa al Estado por la
gestión futura del mismo.
3. FOMENTO
DE LA PRODUCCIÓN ECOLÓGICA
Las tasas que pagarán las empresas deberán ser más altas cuanto más
difícil sea el tratamiento del residuo. De esta forma, los residuos no reciclables tenderían a
desaparecer, pues serán los que sufran unas mayores tasas. Por el
contrario, las empresas que utilicen materiales biodegradables o que fomenten
la reutilización se verán recompensadas al tener tasas mucho más bajas.
4. DEBER
CIUDADANO DE SEPARAR
Separar los residuos debe ser un deber ciudadano. Algo obligatorio,
como en Bélgica (el país que mayor
porcentaje de envases recicla). Y no algo voluntario, como aquí. La
sociedad española se ha acostumbrado a ponerse el cinturón o a no fumar en los
bares no sólo porque fuera lo correcto, sino porque era lo obligatorio y las
autoridades te podían sancionar si no cumplías con tu deber. Con la gestión de
residuos debemos hacer lo mismo, los ciudadanos deben separar según el material
y depositarlo en el contenedor correspondiente. Las campañas de concienciación
evidentemente no bastan.
5. FOCO
EN LA REDUCCIÓN
El mejor residuo es el que no se produce. Creemos que, como en
Bélgica, las bolsas de basura deben ser
oficiales y estar sujetas a un pequeño impuesto que disuada la generación
del 100% de los residuos, diferenciado los materiales según su impacto
ambiental. (Decidimos del 100% de residuos, porque hay otras propuestas que se
conforman con poner fianzas a unos poquísimos envases e ignoran el resto de los
residuos). Esto haría que los ciudadanos pensaran en la generación de residuos
a la hora de consumir, rechazando por ejemplo los productos sobreenvasados.
Esto, junto a las tasas, llevaría a las empresas a pensar mucho más en el medio
ambiente y no tanto en el marketing.
6. HACIA
EL RESIDUO CERO
Es indispensable implantar el contenedor para residuos orgánicos.
Cuanto antes. Seguir depositando este tipo de residuos en el contendor del
resto es inasumible. Además, se deben implantar contenedores de textil en todo
el territorio nacional, así como de pilas, aceite usado, puntos limpios para
electrodomésticos, muebles, enseres, etc.
A partir de ahí, debemos trabajar
en la construcción de plantas de
separación públicas (con empleo público de calidad), para alcanzar el
objetivo de reciclar el 100% de los residuos generados.
Estos son los 6 pilares básicos
que creemos que debe defender la izquierda y que configurarían un cambio real
en el modelo de gestión de residuos. Es, también, la propuesta de esta humilde
plataforma frente al statu quo actual, y frente al postureo del SDDR, que lo
único que hace es blanquear y perpetuar el modelo actual.
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